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No sellemos los tickets electrónicos…

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No sellemos los tickets electrónicos… 


Por Horacio R. Granero 

 

Hace tres años el Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Dr. Ricardo Lorenzetti, anunció que el alto tribunal tenía la "decisión, interés y vocación" para "transformar el Poder Judicial a través de la informatización y agilizar las causas". En tal sentido, el 27 de junio 2008 el Dr. Lorenzetti puso en marcha el denominado Plan de Informatización y Gestión del Poder Judicial, en un acto realizado en el Consejo de la Magistratura del que participó su Presidente, Dr. Mariano Candiotti, y el consejero juez Luis María Cabral.

 

El puntapié inicial estaba dado, en un proyecto más de los que habían quedado en meras buenas intenciones, pero a los tres años de aquel anuncio nació la ley 26.685 que autorizó el uso del expediente digital y comisión a la Corte y al Consejo de la Magistratura de manera conjunta a “reglamentar su utilización y dispondrán su gradual implementación”

 

Falta ahora producir el cambio cultural que debe acompañar la innovación. Debe ser un cambio a nivel organizacional, condición indispensable para la introducción exitosa de las denominadas "tecnologías de la información" en el sistema judicial, generando una debida capacitación que debe enfocarse hacia la formación de nuevas competencias tecnológicas en los miembros de las administraciones de justicia.

 

El objetivo de lograr personas competentes tecnológicamente no reside sólo en el correcto manejo de equipos, lo que hoy es casi connatural con la mayoría –por una u otra razón– sino que debe apuntarse al descubrimiento del valor agregado que estos medios nos ofrecen. Hoy el problema no es –como hace un tiempo– en la ausencia de información a nuestro alcance –y tampoco legal–, el problema reside en las capacidades intelectuales para elaborar justamente esas cantidades crecientes de información, la habilidad para utilizar las herramientas informáticas, para explorar nuevos dispositivos y procesos, así como la actitud mental proclive al cambio y favorable a la experimentación.

 

El uso de computadoras ha permitido muchas veces acumular una enorme masa de información en formato digital y podría darse el caso que al momento de emitir una sentencia resulte más sencillo efectuar una simple reproducción de un caso parecido en desmedro de las particularidades del caso en resolución. Informatizar significa, por lo tanto, no dejar de lado las valiosas experiencias del pasado, ni tampoco evitar afrontar nuevos desafíos, que incluyen desde la capacitación específica a los funcionarios y magistrados para aprovechar un uso racional de los equipos, como el aprovechamiento de los beneficios del mundo digital que nos permitiría, por ejemplo, volcar en forma sencilla el contenido "en vivo" de una audiencia en la que al final Tribunal y partes "firmen" su contenido con firma digital, y ello permita al momento de dictar sentencia –a lo mejor varios años después– analizar la realidad de una exposición dubitativa de un perito y no la mera transcripción en un acta de sus dichos.

 

El hecho que el anuncio lo haya efectuado oportunamente el Presidente de la Corte en un acto en el Consejo de la Magistratura y con la presencia de su Presidente no es menor. Tal como se indicó en el Editorial del 12 de diciembre 2007 "mientras no se den signos claros de que las autoridades entienden la real magnitud de la sociedad de la información no se pueden adelantar previsiones sobre el tiempo en que se resolverán las demoras, limitándose a intentar soluciones absolutamente parciales de cuestiones puntuales." [1]

 

El desafío está planteado. Está ahora en nosotros facilitar su implementación, en colaborar con nuestras observaciones y en facilitar los obstáculos que seguramente existirán.

 

Vale el recuerdo de un hecho ocurrido hace algún tiempo en la ventanilla de un Banco en el que –al hacer un depósito en mi cuenta– el cajero me extendió un ticket "con firma electrónica" de la operación. Curioso pregunté su significado, y el cajero me explicó gentilmente que no me preocupara dado que era plenamente válido, lo que me sorprendió gratamente. Poco tiempo después, hice otro depósito en otra sucursal del mismo Banco y –finalizada la operación– el cajero de turno me extendió el ticket también con la "firma electrónica" pero esta vez con un sonoro sello de goma. Ante mi sorpresa le pregunté porque lo sellaba, dado que se trataba de un ticket electrónico, y el cajero me respondió "Lo que pasa es que estoy cansado que la gente me insistiera pidiendo que sellara el ticket…"

 

Nos va a costar, pero es posible.

 



[1] La República Argentina, sociedad de la información, por Horacio R. Granero. Citar: (elDial.com - CCC5E)

Citar: elDial.com - CC29BA

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